JAZZ, POLITICA Y ESPIONAJE

Por Miguel Bronfman

En 1963, Duke Ellington y su orquesta partieron rumbo al Medio y Lejano Oriente, en el marco de una gira organizada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Además de tocar en todas las ciudades que visitaron, Ellington y sus músicos tuvieron una nutrida agenda de actividades sociales. Se trataba de un viaje oficial, la delegación incluía funcionarios del gobierno, y en todos los países eran recibidos y agasajados no sólo por los respectivos embajadores de Estados Unidos, sino por los gobernantes locales. La gira, que duró tres meses, abarcó Siria, Afganistán, Líbano, Jordania, Israel, Pakistán, Grecia, Egipto, Chipre, Turquía y también.... Irak. 
El viaje prolongado, el contacto con esas antiguas ciudades y civilizaciones y en especial su gente, dejaron una profunda impresión en la peculiar sensibilidad de Ellington. Sus recuerdos del viaje, a los que dedicó un capítulo entero en su autobiografía (Music is My Mistress, publicada un año antes de su muerte, en 1973) revelan la intensidad de las emociones vividas por un hombre ya maduro, curioso y altamente perceptivo en contacto con culturas tan diferentes y a la vez encantadoras.
Algún tiempo después de su regreso, Ellington compuso la Far East Suite, una de sus mejores obras de larga extensión, y ciertamente una obra de preeminencia en su inmenso legado musical. Muchas de sus secciones, inspiradas en distintos lugares visitados durante el tour, se convirtieron luego en piezas clásicas del género que siguen siendo interpretadas al día de hoy (Isfahan, Mount Harissa, Depk).
Muchas cosas pasaron en un tour tan prolongado por lugares tan diversos, pero ahora, un evento en particular ha llamado la atención de un grupo de productores de Hollywood. Cuando Ellington y sus músicos estaban en Irak, tuvo lugar el golpe de estado encabezado por Saddam Hussein, a partir del cual se quedaría como Presidente de Irak por más de treinta años. En sus memorias, Ellington escribió: “El día del concierto en Bagdad nos dicen de la Embajada que volviéramos inmediatamente al hotel, porque podía haber problemas. Apuramos la vuelta, y nunca olvidaré cómo golpee mi cabeza al zambullirnos en el auto. Bien entrada la noche escuchamos algunos aviones volando alrededor, acercándose desde distintas direcciones. Supimos luego que arrojaron misiles o bombas en la casa de gobierno. Días después, cuando llegamos a Beirut, en el aeropuerto toda la prensa estaba ansiosa por tener un reporte de primera mano de lo que había pasado. Cuando me preguntaron, encendí un cigarrillo, y simplemente les dije: ¡esos tipos sí que tenían swing!*.
La película, que ya está en marcha y se llamará The Jazz Ambassadors, contará la historia del tour de Ellington y su orquesta en Irak, y de aquello que aparentemente ocurrió en forma encubierta, tras las sombras de la intriga y el espionaje. Según se dice, la CIA no sólo respaldó el golpe de estado de Saddam Hussein, sino que incluso habría enviado espías en el entorno del grupo que acompañaba a Ellington y su banda, que habrían tenido una activa participación en los sucesos que culminaron con Saddam en el poder. En la película, dirigida por Antoine Fuqua (Training Day), Morgan Freeman interpretará al Duke.
* “Those cats were really swinging, man!”